El consumo en España se está parando. Tras una tímida recuperación en los primeros meses del año, la situación se ha dado la vuelta desde junio, según coinciden la práctica totalidad de asociaciones y patronales de fabricantes y distribuidores. El índice de comercio minorista del INE apuntaba ya a un estancamiento en el mes de junio -corregidos los efectos estacionales y de calendario- y a una caída en julio del 0,5% en tasas interanuales.
Aunque el descenso en julio respecto al mes anterior es sin embargo algo menor, del 0,2%, la situación parece estar empeorando. Los datos de agosto se conocerán esta semana y las previsiones tanto de este mes como de septiembre no son, de hecho, nada positivas.
«Lo que nos están trasladando nuestros asociados es que el consumo se está frenando», asegura Felipe Medina, responsable de la cadena alimentaria en Asedas, una de las dos patronales de cadenas de supermercados que hay en España y que representa los intereses de compañías como Mercadona, Dia, Ahorramás, el Grupo Ifa o Supersol, entre otros.
Caída ya en julio
Las previsiones del sector apuntan a una caída generalizada, especialmente en la alimentación, con un descenso fuerte en bebidas, sobre todo porque la metereología no ha ayudado, teniendo en cuenta que el calor llegó muy tarde, y también en frutas, hortalizas y frescos en general.
Aurelio del Pino, presidente de Aces, la asociación de cadenas de supermercados como Carrefour, Eroski, Supercor o Lidl, asegura en esta línea que «los datos que están publicando ya y las previsiones que tenemos confirman nuestro planteamiento de que cualquier subida del IVA hubiera sido desastrosa para el consumo».
Del Pino insiste, por todo ello, en que «para que la economía repunte tiene que haber incentivos al consumo privado y que los consumidores puedan recuperar poder adquisitivo», sobre todo de cara a la campaña navideña, que es donde se juega gran parte de la facturación del año. De momento, y a la espear de que se conozcan más datos, en julio el descenso del consumo era generalizado en todos los formatos comerciales. El porcentaje de caída era del 0,4% entre las pequeñas cadenas, del 0,7% entre las grandes y del 0,6% en el de las grandes superficies.
Es algo que nota el comercio, pero también los grandes fabricantes. «La recuperación que hemos tenido en los primeros meses ha sido muy débil y en cuánto se registra una mínima pérdida de confianza el consumo vuelve a caer», explica Ignacio Larracoetxea, presidente de Promarca, una asociación que engloba a la mayor parte de las marcas líderes de alimentación, bebidas, droguería y perfumería.
En su opinión, «con un nivel tan alto de paro y, sobre todo, con la caída de la población que se está registrando como consecuencia de la emigración es muy difícil consolidar la recuperación, por lo que el consumo ha vuelto a frenarse».
Y el sector no es el único además que está alertando del parón. La semana pasada, el Banco de España advirtió ya de que la información más reciente referida el tercer trimestre muestra un «comportamiento algo menos expansivo de la demanda privada» y del consumo interno, según recoge en su boletín de este mes de septiembre. En el caso del consumo de las familias, señala que los indicadores de opinión de hogares y comerciantes minoristas se situaron en el promedio de julio y agosto en un nivel inferior al del segundo trimestre.
Bajadas de precios
Para intentar frenar este estancamiento del consumo , o caída en los últimos meses, las grandes cadenas de distribución no han dudado en seguir bajando los precios, aunque para ello han tenido que reducir sus márgenes y bajar además sus cifras de fracturación.
Según el último informe elaborado al respecto por la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios), se trata de una tendencia casi unánime, con un descenso este año en la cesta de la compra tipo del 2,1% respecto a 2013. Alcampo, con una rebaja del 3,7%, y Mercadona, con el 3,6%, son las que han hecho las rebajas más fuertes. Al margen del comercio, muchos fabricantes se han visto obligados a apretar también sus márgenes para poder competir con las marcas blancas, que tanto mercado les han estado comiendo. «No se trata de una guerra de precios, sino de una deflación contenida y bastante homogénea», dice la OCU.
Fuente: Eleconomista.es 29/09/2014