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La liberación de las rebajas y la crisis modifican los hábitos de consumo

El comercio textil realiza cerca del 40% de sus ventas durante las rebajas de invierno y verano. Federación de Usuarios y Consumidores Independientes estima que el gasto medio rondará los 80 euros por persona. La veda se abrió el pasado año. La modificación de la Ley 7/1996, de ordenación del comercio minorista, introdujo la desregulación de las rebajas y, desde entonces, los comerciantes han metido tijera a sus precios cuando las raquíticas cifras de consumo aprietan. El Gobierno planteó la medida como una la navaja multiusos perfecta. Tres en uno. «El fin es incentivar la venta, facilitar el ejercicio de la actividad de los comercios y contribuir a que los consumidores tengan muchas más oportunidades de acceso a los productos con precios más competitivos», declaró el presidente del Gobierno madrileño, Ignacio González, cuando la iniciativa se presentó en Madrid.

Su gozo en un pozo. España no ha vuelto a vivir aglomeraciones como las que se observan en este vídeo, grabado en un supermercado francés el pasado mes de enero. Aquí, hace tiempo que no se ven colas kilométricas en las cajas ni aparcamientos hasta los topes en periodo de saldos. Según datos de la Asociación Empresarial del Comercio Textil y Complementos (ACOTEX), el país acumula 30 meses consecutivos de caídas en las ventas minoristas globales y cerró el pasado ejercicio con un desplome del 5%.

Borja Oria, presidente de la patronal, considera que el comercio textil saca más partido a las fechas acotadas. «Las tiendas no estarán todo el año de rebajas, ya que para eso existen los outlet, que desde la coyuntura económica han ganado cuota de mercado año tras año. De lo contrario, las tiendas no podrán subsistir», valoraba hace justo un año en el portal Modaes. Para Oria, el cambio no supone ninguna revolución. «El mercado español ya es muy competitivo. Los precios que fijan las cadenas de moda son un 15% más baratos que en el resto de Europa y algunas grandes cadenas ya hacían promociones puntuales fuera del periodo de rebajas. Con la crisis, este porcentaje ha aumentado hasta un 40%», agrega.

Borja Oria: «El mercado español ya es muy competitivo. Los precios de las grandes cadenas son un 15% más baratos que en el resto de Europa»

En un entorno económico marcado por la pérdida de poder adquisitivo y el desempleo, se espera un gasto medio de 80 euros por persona, según la estimación de Federación de Usuarios y Consumidores Independientes (FUCI). El dato procede de una encuesta realizada a 1.500 personas y presenta una variación a la baja de 12 euros con respecto al año anterior. Esto quiere decir que, la factura de los compradores que se paseen por las rebajas superará por poco el presupuesto para llenar el depósito del coche.

«Las tiendas tienen que sacar adelante su stock. El mal tiempo y la falta de recursos ha disuadido a los clientes», señala Gustavo Samayoa, presidente de FUCI. «Estos meses han servido para que la gente compare precios y ahora irá a tiro hecho», comenta esperanzado. Como él, la mayoría de los comerciantes esperan como agua de mayo que las rebajas obren el milagro y salven el balance de cuentas a final de año. Según datos de Acotex, el comercio textil realiza actualmente cerca del 40% de sus ventas durante las rebajas de invierno y verano. Antes de la crisis, sin embargo, los saldos no representaban más del 25% total.

Descuentos que arrasan tus derechos

«Hace tiempo que buscaba unas botas de agua con un Rayo McQueen estampado. Las encontré en los estantes de una tienda junto a un cartel que anunciaba la ganga: ‘¡¡10 euros!!’. La sorpresa ha llegado en caja. Me han cobrado 19,90 euros», cuenta Belén, autora del blog Mamá sin complejos. La trampa estaba en la invisibilidad del precio real, que se encontraba oculto tras una columna. El artículo, en cambio, no iba etiquetado.

La Dirección General de Consumo indica que es obligatorio que en las etiquetas aparezca el doble precio, tanto el anterior como el rebajado, o el porcentaje de descuento que se ofrezca. Sin embargo, los fraudes en este periodo son frecuentes. La normativa de 1996 establecía que los artículos de saldo debían llevar al menos un mes a la venta, sin que se le aplicase ninguna promoción. Ahora, en cambio, sólo se requiere que el producto haya estado incluido con anterioridad en la oferta habitual de ventas. Es decir, el comercio puede colocarlos en las estanterías y, pasados unos minutos, indicar que tienen un nuevo precio rebajado.

«Las modificaciones introducidas en el texto dificultan la labor de los inspectores de consumo. Hasta el pasado año, se hacía un muestreo de precios unas semanas antes del periodo de saldo. La diversificación de fechas impide que se pueda llevar un control exhaustivo de la oscilación de costes», explica Rubén Sánchez, portavoz de FACUA-Consumidores en Acción. Esta situación conlleva desagradables descubrimientos, como le pasó a Enmanuel. «El otro día vi unas Converse que costaban más que cuando no estaban rebajadas», denuncia en el foro de economía Burbuja.

Facua advierte también que la normativa prohíbe vender artículos defectuosos o con taras como rebajas. Si esto sucede, la tienda está obligada a hacer la devolución. «Las rebajas sólo merece la pena en establecimientos muy determinados y sólo en ciertos productos. A veces los descuentos son ridículos», concluye Sánchez.

 

Fuente: Zoomnews.es 02/07/2013

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